lunes, 1 de julio de 2013

La Atlántida

                                            

La leyenda cuenta que la Atlántida era una isla de grandes dimensiones, se podría considerar un continente, según algunas hipotesis en el Mediterráneo, en otras versiones en el Océano Atlántico, fue destruída por un terremoto o tsunami que inundó totalmente sus tierras dejándola por siempre sumergida bajo las aguas y olvidada en el pasado.


Sus habitantes poseían una tecnología y cultura muy superior a la de los contemporáneos de su época y fueron decisivos en los avances de todas las culturas mundiales. Su ubicación les permitía el acceso a culturas tan dispares como la egipcia y la Maya y eran consumados viajeros, dominando con sus barcos todos los mares y océanos del planeta. La similitud entre estructuras arquitectónicas como las piramides Mayas y Egipcias, o el parecido fonético de algunas palabras en culturas separadas por aguas y miles de kilómetros de distancia se deben según los partidarios de la existencia de dicha isla o continente y a la influencia que los Atlantes (nombre con el que habitualmente se designa a los habitantes de la Atlántida) gracias a su avanzada tecnología marcaron culturas de todo el mundo.

Nacimiento y Caída de la Atlántida

La leyenda de la Atlántida parte de Platón hacia el 350 a.C., el cual, en los diálogos Timeo y Critias, cuenta la historia de una civilización floreciente que vivía en una isla "más allá de las columnas de Hércules" (nombre antiguo del Estrecho de Gibraltar). Él aseguraba basarse en el sabio griego Solón, que 200 años antes decía haber oído en Egipto que una isla había sido destruida "al oeste" como consecuencia de un gran cataclismo que la sumergió en las aguas en tan solo unas horas. En más o menos 20 páginas describe esta floreciente cultura, sus ciudades y abundancias y como debido a una afrenta a los dioses (eran adoradores de Poseidón) fueron castigados y una serie de cataclismos les sumergieron en las aguas.

Hasta aquí podría parecer la típica historia moralista tan habitual en Mitología griega, pero numerosos estudiosos a lo largo de la historia han buscado su significado real pues en gran cantidad de culturas existen mitos similares a los de la Atlátida de Platón, según algunos de ellos existe una especie de memoria histórica o componente real en dicha historia y si bien la mayoría de las hipotesis fueron desestimadas por falta de pruebas o demostrada su invalidez, es cierto que de tratarse de un leyenda fue de gran difusión en una edad tan temprana del hombre que pervivió en diferentes y dispares culturas.

Ubicación de la Atlántida

La imagen romántica de una isla fabulosa tragada por el mar, ha significado que su ubicación haya sido buscada desde la época de Platón, aunque nadie está seguro si existió realmente muchos son los investigadores que la buscaron, una empresa no del todo descabellada, pues al fin y al cabo también la Troya de Homero se creía producto de la fantasía, hasta que el arqueólogo Heinrich Schliemann la descubrió en 1903. Las ubicaciones sugeridas para la Atlántida, incluyen lugares diversos a continuación enumeraré algunas de las ubicaciones más nombradas:

En el Mar Mediterráneo

Del relato de Platón se deduce que la civilización atlante debió florecer hace más de 12.000 años. Este dato no puede ser exacto en ningún caso, puesto que en aquellos remotos tiempos todavía no existía ninguna cultura evolucionada que trabajara los metales, estuviera gobernada por reyes y dominara los mares con sus barcos. En cuanto a la localización del misterioso continente, el texto del filósofo ateniense lo sitúa "más allá de las Columnas de Hércules", y esto significaba, según la concepción de la antigüedad, al otro lado del estrecho de Gibraltar, es decir, en el océano Atlántico. Pero atención, recordemos que la fábula procede de los antiguos egipcios y, para ellos, la isla perdida se llamaba Keftiu (el nombre que tenían para Creta). La fuente de información de Platón, el legislador y estadista Solón, pensaba naturalmente en griego, de modo que traduciría las indicaciones del sacerdote egipcio a su propia lengua, pudiendo producirse por esto algunos equívocos. Posiblemente los egipcios tenían en mente un lugar totalmente diferente al referido por Solón, ya que para esta civilización confinada en el valle del Nilo, el mundo conocido terminaba no ya en el Atlántico, sino en el mismo Mediterráneo.

La teoría que desde 1909 ha sumado más adeptos afirma que la Atlántida fue Creta u otra isla cercana, la de Santorini. Por consiguiente, la civilización atlante se identificaría con la minoica. Son muchos los datos que apoyan esta tesis. Para los antiguos egipcios, Creta constituía un lugar de interés a causa de su cercanía y su fuerza, aunque resultaba casi inaccesible debido a su ubicación en mitad del Mediterráneo. Por otro lado, la decadencia y caída de esta civilización encaja con el dramático final descrito por Platón: hacia el año 1500 a.C. una tremenda erupción volcánica en la isla de Thera (hoy llamada Santorini) originó terremotos, tsunamis y lluvias de cenizas que acabaron por dar el golpe de gracia a aquella cultura de la Edad del Bronce, que ya había sufrido anteriores seísmos.


En el Océano Atlántico 

El relato de Platón hablaba de una enorme isla "más allá de las columnas de Hércules" este dato hacia suponer que debía encontrarse en el Océano Atlántico y durante siglos investigadores del tema la situaron en dicho emplazamiento. Dicha teoría fue totalmente rechazada en 1.950 cuando se demostró la tectónica de placas y se comprobó que no existen ni existieron vestigios de ningún continente sumergido.

Hasta que dicho teórico emplazamiento se demostró que no era correcto, investigadores como Ignatius Donnelly, quien publicó su libro Atlantis: The Antidiluvian World en 1882, obra que conocería más de cincuenta ediciones y que sirvió de punto de partida para numerosas teorías posteriores. Donnelly estudió los enigmas de distintas culturas y elaboró a partir de tan misteriosos ingredientes una hipótesis irresistible: la Atlántida fue un continente entre Europa y América que se sumergió y que incluso llegó a constituir un puente terrestre entre ambos mundos.

Los principales datos que corroborarían su teoría son los siguientes: la lengua de los aztecas posee asombrosas semejanzas con la de los egipcios. (Esto no es exacto, dicen los escépticos; el parecido procede de una interpretación errónea de los signos de la escritura azteca). Los egipcios no fueron los únicos que construyeron pirámides; también los antiguos pueblos centroamericanos levantaron este tipo de estructuras, de modo que debió existir algún contacto entre ellos. (Tonterías, afirman los detractores de Donnelly; una forma geométrica tan elemental puede inspirar a cualquier arquitecto espontáneamente, sin que tenga que copiar de nadie).


La Atlántida en América

Al ser descubierto el nuevo continente surgió como es lógico una nueva teoría, ¿Podría ser América el continente descrito por Platón?, ¿era posible que las tierras descubiertas por Cristobal Colon fueran parte de la isla soñada?

La respuesta parecía ser no pues parecía muy improbable con la tecnología de la época que relataba Platón pudiesen realizarse viajes en barco a tan larga distancia y más cuando se describían flotas de 1200 barcos que conquistaban allá por donde pasaban con sus tropas. Un dato cuando menos curioso sobre esta teoría es el siguiente:

En una sesión de trance realizada en 1933, el vidente norteamericano Edgar Cayce describió de una forma colorista y fantástica la vida en aquella antigua civilización, prediciendo, además, que una parte de ella sería encontrada en el año 1968. Y en efecto, un año más tarde de lo vaticinado se descubrieron en el fondo marino frente a las Bahamas ciertas estructuras aparentemente realizadas por la mano humana. La localización de la Atlántida en esta zona ya había sido propuesta por otros investigadores, que sin duda se remitían a los datos aportados por el geógrafo romano Marcelo, del primer siglo antes de nuestra era. Según él, el continente perdido habría estado integrado por siete islas pequeñas y tres grandes, la mayor de ellas de 1.000 estadios de diámetro, lo que equivale aproximadamente a 200 kilómetros.

¿Debemos, pues, buscar los restos de la Atlántida en el Caribe? La mayor de las islas antillanas, La Española, tiene un tamaño que coincide más o menos con el calculado por el sabio Marcelo. Sin embargo, estas especulaciones tienen muy poco que ver con la descripción de Platón. Las formaciones de piedra encontradas son según los expertos tan solo una formación rocosa insólita y no tienen nada que ver con la mano del hombre y aún en el caso de ser estructuras arquitectónicas creadas por el hombre parece muy poco probable que perteneciesen a la Atlántida que relataba Platón y con casi total seguridad serían parte de una cultura megalítica aun desconocida.

Es la luna artificial?



                                     

Tradicionalmente se ha concebido el posible desarrollo de civilizaciones en otros cuerpos celestes como algo meramente exclusivo de su superficie olvidando que también en el interior se puede desarrollar la vida y que los vestigios de esa civilización, caso de haberse extinguido, no sólo los podríamos encontrar en la superficie sino que también hallarlos en su interior. 
Como hemos visto, el origen de la Luna es uno de los problemas más complicados de la cosmogonía y ninguna de las tres hipótesis que barajan los científicos y que ya vimos en la 1ª Parte, parece ser resolutiva. 

He aquí la hipótesis propuesta por estos dos científicos rusos, Mijail Vasin y Alexander Sherbakov. La Luna es un satélite artificial colocado en órbita por seres inteligentes hace miles de años. El tratar de determinar exactamente cuándo se llevó a cabo esta grandiosa obra, quiénes fueron sus autores y cuál fue su finalidad está más allá de la teoría de estos científicos, lo que sí nos dicen, y es de lógica, es que tuvo que ser una civilización muy desarrollada, más desarrollada que la nuestra. 
Si se va a lanzar un satélite artificial es recomendable hacerlo hueco. Al mismo tiempo sería ingenuo imaginar que alguien capaz de un proyecto espacial de esta categoría lo iba a dejar vacío por dentro. Parece más probable –como afirman Vasin y Sherbakov– que tengamos aquí una nave espacial muy antigua, cuyo interior contenía combustible para las máquinas, materiales y accesorios para los trabajos de reparaciones, instrumentos de navegación, equipos de observación y todo tipo de maquinaria... En otras palabras, todo lo necesario para que esta "carabela del universo" sirviera como una especie de Arca de Noé de la inteligencia, quizá incluso como el hogar de una civilización que se enfrentaba a una existencia prolongada (miles de millones de años) y a largos recorridos por el espacio (miles de millones de kilómetros). Naturalmente, el casco de una nave de estas características, debe de ser super-resistente para poder soportar los golpes de los meteoritos y las agudas fluctuaciones entre el calor y el frío extremos. Probablemente tenía una capa doble: la base, un denso armazón blindado de un espesor de unos 30 Km, y sobre él una cubierta menos compacta (una capa más fina, de unos 4,5 Km). En ciertas áreas, donde se encuentran los "mares" y "cráteres", esta capa superior es muy fina o incluso, en algunos casos, no existe. Como el diámetro de la Luna es de unos 3.250 kilómetros, si la miramos desde nuestro punto de vista aparece como una esfera con las paredes muy finas. Y, comprensiblemente, no está vacía. Puede tener todo tipo de materiales y equipos en su interior. Pero la proporción mayor de masa lunar está concentrada en la parte central de la esfera, en su corazón, que tiene un diámetro de unos 3.100 Km. Así pues, entre el fruto y la cáscara de esta nuez hay una distancia de unos cien kilómetros. Este espacio estaba sin duda lleno de gases necesarios para la respiración y para otros fines tecnológicos. 
Hasta aquí una breve introducción de esta hipótesis que trata de explicar los misterios lunares. Pasemos ahora a analizar de nuevo los misterios de la Luna (vistos en las anteriores entregas) con las aportaciones hechas por Vasin y Sherbakov. 


MISTERIO Nº 1: LUNA ANTINATURAL

Hemos visto que los científicos consideran enigmáticos el tamaño y la órbita de la Luna, pero la teoría de Vasin y Sherbakov es la más lógica para explicar este misterio. Es decir, la Luna no es un capricho de la naturaleza ya que al ser un satélite artificial creado no está sometido a muchas de sus leyes.


MISTERIO Nº 2: COMBADURA INVEROSIMIL 

Para que la Luna aguante su combadura sin romperse afirman los científicos, debe de estar mantenida por algunas características internas poco corrientes, tales como una enorme fortaleza interior. Para los dos científicos soviéticos un satélite artificial sería normalmente hueco y la resistencia de ese casco sería super-resistente para poder soportar las variaciones del espacio exterior. Ellos la describen así: "Probablemente tenía una capa doble la base, un denso armazón blindado de un espesor de unos 30 Km, y sobre él una cubierta menos compacta, una capa más fina, de unos 4,5 Km“ . 


MISTERIO Nº 3: LOS CRATERES LUNARES 

Como sabemos, la mayoría de los proyectiles que entran en la atmósfera terrestre son destruidos por ella; no ocurre así en la Luna. Esto no explica la abundancia de cráteres de la Luna con respecto a la Tierra. Si consideramos que la Luna ha viajado a través del cosmos atravesando muchos sistemas, cinturones de asteroides, etc, habrá estado sujeta a choques más frecuentes aún que los de nuestra Tierra. 
Ya se trate de cráteres causados por impactos de meteoros, ya por acción volcánica, lo que asombra a los científicos es su uniforme falta de profundidad. La teoría soviética opta por los impactos como causa y explica los hechos así: "Cuando el meteorito choca contra la cubierta exterior de la Luna, ésta actúa como una capa amortiguadora de los golpes y el cuerpo extraño tropieza con una impenetrable barrera esférica. De este modo, sólo queda ligeramente “abollada” la capa de 30 kilómetros de planchas blindadas y la explosión se limita a lanzar trozos de la cubierta por el espacio, que recordemos, tendría unos 4,5 Km y que es la profundidad media de los cráteres”. 


MISTERIO Nº 4: LOS DESCONCERTANTES MARES DE LA LUNA 

Los mares se han explicado como inmensos océanos de lava endurecida. Pero la cuestión es: ¿de dónde vino esa lava? Un interior lunar muy caliente es una posibilidad, pero muchos científicos sostienen que la Luna ha sido un cuerpo frío: que es demasiado pequeña para generar el tipo de calor necesario para producir esos océanos de lava fundida. Otros creen que fue bombardeada por extraños meteoritos, asteroides y cometas que explotaron con el impacto, arrojando grandes cantidades de lava líquida sobre la superficie, pero, ¿cómo justificamos el hecho de que la lava parece salir del interior del satélite?. Vasin y Sherbakov piensan que la lava derretida si salía del interior de la Luna, pero no como consecuencia de una acción volcánica natural. Alguien, desde el interior preparaba ese material con aspecto de lava y compuesto a partir de rocas y materias del interior. Esta pasta era usada a modo de cemento para reparar los daños causados por el impacto de meteoritos, produciendo enormes áreas oscuras y circulares que son los mares de la Luna. 


MISTERIO Nº 5: ¿POR QUE EL LADO MAS ALEJADO DE LA LUNA ES DIFERENTE DEL QUE DA A LA TIERRA?

Bajo la óptica de esta teoría de los rusos podemos imaginar a la Luna en su viaje por el universo donde podría haber recibido una gran cantidad de impactos repentinos en una sola cara. Esto, sin embargo, no explica la ausencia de "mares" en ese lado oculto. 


MISTERIO Nº 6: LA LIGEREZA Y BAJA DENSIDAD DE LA LUNA 

Muchos estudios apuntan a que nuestra Luna está hueca en gran parte, y los científicos soviéticos van más allá y afirman que está, no natural, sino artificialmente hueca. Vasin y Sherbakov señalan que la baja densidad del material lunar se puede explicar por la estructura hueca de este astro, comparada con la de la Tierra. 


¿HA ESTADO LA LUNA SIEMPRE SOBRE NOSOTROS? 

Es posible que la Luna no haya estado siempre donde está. Aristóteles nos dice en su Constitución de Tages que los bárbaros pelasgos, habitantes originarios de Arcadia antes de la llegada de los griegos, tenían derecho a la tierra por el hecho de “estar habitándola antes de que la Luna apareciera en los cielos”. A causa de esto, los primeros griegos les llamaron proselenos, que quiere decir anteriores a Selena, diosa griega de la Luna. Plutarco escribió en la Historia romana : “Estos eran los arcadios, seguidores de Evander, el llamado pueblo prelunar”. Otros antiguos escritores aluden también a una época en la que no existía ninguna Luna en los cielos. Apolonio Rodio menciona la época “en la que todos los astros no estaban todavía en el cielo...”. Los asirios se referían a la época del dios de la Luna como a la más antigua que se recuerda; antes de que otros dioses planetarios dominaran el mundo, la Luna era la Deidad Suprema. El Dr. Velikovsky señala que existen asimismo referencias en la Biblia cristiana “a los tiempos anteriores a la existencia de la Luna”. De manera similar, en Salmos 72, 5 esta escrito: “Tu eras temido desde [ la época de] el Sol y antes [de la época] de la Luna, una generación de generaciones”. 
Las tradiciones de diversos pueblos ofrecen testimonios corroborantes de que en los primeros tiempos, pero dentro de los recuerdos de la humanidad, la Luna no acompañaba a la Tierra. Hemos expuesto anteriormente los extraordinarios problemas de mecánica celeste relacionados con la teoría de la captura y la dificultad de explicar la casi perfecta órbita circular actual de la Luna. Por lo tanto la captura no pudo ser natural. Puede que Vasin y Sherbakov no acierten al ciento por ciento con su teoría, pero también pudiera ser que se hayan acercado mucho a la verdad. Sin duda, las evidencias aportadas por uno y otro lado acercan más que alejan a esta teoría de su posible veracidad.